lunes, 30 de octubre de 2017

DONDE LAS DAN LAS TOMAN
Querida esposa: Comprenderás que ahora que tienes 54 años, yo tengo ciertas necesidades que tú ya no puedes satisfacer. Soy muy feliz contigo, te considero una esposa maravillosa y sinceramente, espero que no te sientas herida u ofendida al saber que cuando recibas este fax, voy a estar teniendo sexo en el Hotel Camino Real con Vanessa, mi secretaria, que tiene 18 años. No obstante, llegaré a casa antes de la medianoche”.
Cuando el hombre vuelve a su casa, se encuentra una nota sobre la mesa del salón que dice:Querido esposo: He recibido tu fax y no puedo evitar darte las gracias por el aviso. Aprovecho la oportunidad para recordarte que tú también tienes 54 años. Al mismo tiempo, te comunico que para cuando leas este mensaje, estaré dándome un revolcón en el Gran Hotel Fiesta con Miguel, mi profesor de tenis que, al igual que tu secretaria también tiene 18 años.
Como además de ser un empresario de éxito, eres licenciado en Matemáticas, podrás comprender fácilmente que estamos en las mismas circunstancias, pero… con una pequeña diferencia:
“18 entra más veces en 54, que 54 en 18″. Por lo tanto, no me esperes esta noche, llegaré mañana".

miércoles, 25 de octubre de 2017

LA LEYENDA DEL SOL Y LA LUNA






Cuenta la leyenda que el Sol y la Luna eran dos jóvenes humanos que se profesaban un amor inconmensurable. Todo el mundo hablaba de su romance, desde la Tierra hasta el Olimpo, por lo que la noticia no tardó en llegar a Afrodita, la diosa del amor y la belleza.

Afrodita trató de enamorar a Sol
Llena de envidia, Afrodita bajó al mundo de los mortales y, haciendo gala de sus grandes dotes de seducción, trató de enamorar al joven Sol. Después de cientos de requiebros y caricias, el chico terminó por confesar a la diosa que, aun siendo consciente de que no había en el mundo una belleza mayor a la suya, él estaba perdidamente enamorado de la Luna y jamás podría serle infiel.
Sol rechazó a Afrodita, por Luna.

El rechazo es duro para todos nosotros, pero imaginad cómo debe serlo para la diosa del amor. Por eso, Afrodita montó en cólera y decidió castigar a los dos jóvenes, enviándolos al cielo de modo que jamás pudiesen volver a estar juntos. Por esa razón, desde entonces, él sólo puede verse por el día, mientras que ella lo hace por la noche.
A pesar de todo, Zeus decidió apiadarse de ellos y, tras hablar con el Sol, le aseguró poder ver a su amada siempre que lo intentara con todas sus fuerzas. Así, a veces, cuando el joven hace acopio de todas sus energías y el Sol brilla con gran intensidad, se puede ver levemente a la Luna, que lo saluda desde el horizonte.
DICEN QUE SOY UNA CUALQUIERA.

Dicen que Soy una cualquiera? A qué le llaman una cualquiera? A que un dia fui señora de casa, fiel esposa que con dedicación y amor cuidaba de su hogar y familia... Y tú? Tú que eres? Un buen esposo y yo una cualquiera, por haber decidido tomar las riendas de mi vida, misma vida que un día puse en tus manos completa, y tú destrozaste díaa a día con tu falta de amor, atenciones y caricias... y todo porqué lo hacías?. Porque tu corazón no era tan grande como para amar a tantas mujeres a la misma vez y yo... silenciosa esperaba en casa, todos los días a que tu visita de amor en otra casa terminara... Así tú eras feliz... Verme a mí resignada...siendo madre esposa y más nada. Dejaste a la mujer dormida, misma que yo creía muerta fue entonces que llegó quién ante tus ojos y del mundo entero, me hizo una cualquiera, porque con su amor y cuidados volvieron a mi mente los recuerdos que alguna vez, en tiempos pasados fui mujer, fui fuego, fui pasión... fui plena. 
Y ahora vienes a decirme cualquiera, mujer indecente... mujer de la calle, por no esperar con paciencia a que te cansaras de tu nuevo juguete ... Que fácil para ti y los demás señalar a una mujer que fue esposa o pareja, y que tu mismo dejaste en libertad aún sin yo desearlo, por darle mi "lugar de esposa" a quien tú consideraste que merecía más. Ahora tu juego se acabó y sólo estás, en tu mismo abandono, pues todo este tiempo tu cuerpo estuvo satisfecho pero tu corazón vacío... Ahora déjame ser una cualquiera... con "ese", que me hizo promiscua... Al que me hizo una cualquiera, según tu opinión. cuando sufría por tu abandono, él a mi vida llegó a sanar mi alma herida por tu estúpida traición... Déjame decirte que ahora, soy la mujerzuela más feliz de este mundo gracias a ese "padrote" que en sus brazos me hizo una cualquiera"...
Yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido,
uno de esos que nadie confiesa haber leído.
Y así mañana, al vernos en la calle, al ocaso,
tu bajarás los ojos y apretarás el paso,
y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera...
Seremos dos extraños desde este mismo instante
y pasarán los meses, y tendrás otro amante:
Y como eres bonita, sentimental y fiel,
quizás, andando el tiempo, te casarás con él.
Y ya, más que un esposo será como un amigo,
aunque nunca le cuentes que has soñado conmigo,
y aunque, tras tu sonrisa, de mujer satisfecha,
se te empañen los ojos, al llegar una fecha.
Acaso, cuando llueva, recordarás un día
en que estuvimos juntos..

EL ROBLE Y LA HIEDRA

Un hombre edificó su casa y la embelleció con un jardín interno.
En el centro plantó un roble.
Y el roble creció lentamente.
Día a día echaba raíces y fortalecía su tallo, para convertirlo en tronco, capaz de resistir los vientos y las tormentas.
Junto a la pared de su casa plantó una hiedra y la hiedra comenzó a levantarse velozmente.
Todos los días extendía sus tentáculos llenos de ventosas, y se iba alzando adherida a la pared.
Al cabo de un tiempo la hiedra caminaba sobre los tejados.
El roble crecía silenciosa y lentamente.
- “¿Cómo estás, amigo roble?”, preguntó una mañana la hiedra.
-” Bien, mi amiga” contestó el roble.
-” Eso dices porque nunca llegaste hasta esta altura “, agregó la hiedra con mucha ironía.
“Desde aquí se ve todo tan distinto. A veces me da pena verte siempre allá en el fondo del patio”.
-” No te burles, amiga”, respondió muy humilde el roble. ” Recuerda que lo importante no es crecer deprisa, sino con firmeza “.
Entonces la hiedra lanzó una carcajada burlona.
Y el tiempo siguió su marcha.
El roble creció con su ritmo firme y lento.
Las paredes de la casa envejecieron.
Una fuerte tormenta sacudió con un ciclón la casa y su jardín.
Fue una noche terrible.
El roble se aferró con sus raíces para mantenerse erguido.
La hiedra se aferró con sus ventosas al viejo muro para no ser derribada.
La lucha fue dura y prolongada.
Al amanecer, el dueño de la casa recorrió su jardín, y vio que la hiedra había sido desprendida de la pared, y estaba enredada sobre sí misma, en el suelo, al pie del roble.
El hombre arrancó la hiedra, y la quemó.
Mientras tanto el roble reflexionaba:
” Es mejor crecer sobre raíces propias y crear un tronco fuerte, que ganar altura con rapidez, colgados de la seguridad de otros"



miércoles, 18 de octubre de 2017



EL DÍA QUE ME VOLVÍ INVISIBLE.

No sé ni en qué día estamos. 
En esta casa no hay calendarios, y en mi memoria los días están hechos una maraña. Me acuerdo de esos calendarios grandesw, unos primores, ilustrados con imágenes de los santos que colgábamos al lado del tocador..
Ya no hay nada de eso, todas las cosas antiguas han ido desapareciendo.
Y yo, yo también me fui borrando sin que nadie se diera cuenta.
Primero me cambiaron de cuarto, pues la familia creció. Después me pasaron a otra más pequeña aún, acompañada de una de mis biznietas. Ahora ocupo el cuarto de los trebejos, el que está en el patio de atrás
Prometieron cambiarle el vidrio roto de la ventana, pero se les olvidó, y todas las noches por allí se cuela un airecito helado que aumenta mis dolores reumáticos.
Desde hace mucho tiempo tenía intenciones de escribir, pero me he pasado semanas buscando una pluma, y cuando al fin la encontraba, yo misma volvía a olvidar en dónde la había puesto.
A mis años, las cosas se pierden fácilmen, claro que es una enfermedad de ellas, de las cosas, porque yo estoy segura de tenerlas, pero siempre se desaparecen
La otra tarde caí en la cuenta de que también mi voz ha desaparecido. Cuando les hablo a mis nietos o a mis hijos, no me contestan. Todos conversan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos, escuchando atenta lo que dicen. A veces intervengo en la conversación, segura de que lo que voy a decirles no se le ha ocurrido a ninguno y que les van a servir de mucho mis consejos, pero no me oyen, no me miran, no me responden. Entonces, llena de tristeza, me retiro a mi cuarto antes de terminar de tomar la taza de café. Lo hago así de repente, para que comprendan que estoy enojada, para que se den cuenta de que me han ofendido y vengan a buscarme y me pidan disculpas.
Pero nadie viene.
El otro día les dije que cuando muriera entonces sí que me iban a extrañar. El niño más pequeño dijo: “¿Ah... es que tú estás viva, abuela?”. Les cayó tan en gracia que no paraban de reír. Tres días estuve llorando en mi cuarto, hasta que una mañana entró unos de los muchachos a sacar unas llantas viejas y ni los buenos días me dio.
Fue entonces cuando me convencí de que soy invisible.
Me paro en medio de la sala para ver si aunque sea estorbo, pero mi hija sigue barriendo sin tocarme. Los niños corren a mi alrededor, de un lado al otro, sin tropezar conmigo.
Cuando mi yerno se enfermó, tuve la oportunidad de serle útil: le llevé un té especial que yo misma preparé. Se lo puse en la mesita y me senté a esperar que se lo tomara. Sólo que estaba viendo la televisión y ni un parpadeo me indicó que se daba cuenta de mi presencia. El té, poco a poco se fue enfriando. Mi corazón también.
Un viernes se alborotaron los niños y me vinieron a decir que al día siguiente nos iríamos todos de día de campo. Me puse muy contenta ¡Hacía tantos años que no salía, y menos al campo! Entonces el sábado fui la primera en levantarme. Quise arreglar mis cosas así que me tomé mi tiempo para no retrasarlos.
Al rato entraban y salían de la casa corriendo y echaban bolsas y juguetes al coche. Yo ya estaba lista y, muy alegre, me paré en el zaguán a esperarlos. Cuando arrancaron y el auto desapareció envuelto en el bullicio, comprendí que yo no estaba invitada, tal vez porque no cabía en el coche o porque mis pasos tan lentos impedirían que todos los demás corretearan a gusto por el bosque.
Sentí clarito cómo mi corazón se encogió. La barbilla me temblaba como cuando uno ya no aguanta las ganas de llorar.
Vivo con mi familia y cada día me hago más vieja, pero cosa curiosa, ya no cumplo años.
Nadie me lo recuerda. Todos están tan ocupados. Yo los entiendo, ellos sí hacen cosas importantes. Ríen, gritan, sueñan, lloran, se abrazan, se besan. Yo ya no sé a qué saben los besos. Antes besuqueaba a los chiquitos, era un gusto enorme el que daba tenerlos en mis brazos como si fuesen míos. Sentía su piel tiernita y su respiración dulzona muy cerca de mí. La vida nueva se me metía como un soplo y hasta me daba por cantar canciones de cuna que nunca creía recordar...
Pero un día mi nieta, que acababa de tener a su bebé, dijo que no era bueno que los ancianos besaran a los niños, por cuestiones de salud.
Ya no me les acerqué más, no fuera ser que les pasara algo malo a causa de mis imprudencias. ¡Tengo tanto miedo de contrariarlos!
Ojalá que el día de mañana, cuando ellos lleguen a viejos... Sigan teniendo esa unión entre ellos para que no sientan el frío ni los desaires.
Que tengan la suficiente inteligencia para aceptar que sus vidas ya no cuentan, como me lo piden.
Y Dios quiera que no se conviertan en "viejos sentimentales que todavía quieren llamar la atención".
Y que sus hijos no los hagan sentir como bultos para que el día de mañana no tengan que morirse estando muertos desde antes... como yo.

sábado, 14 de octubre de 2017


Un gran general, había tomado la decisión de atacar al enemigo, a pesar de que sus tropas fueran ampliamente inferiores en número. Él estaba seguro que vencerían, pero sus hombres no lo creían mucho. En el camino, se detuvo delante de un santuario y dijo a sus guerreros
Voy a recogerme y a pedir la ayuda. Después lanzaré una moneda. Si sale cara venceremos, si sale cruz perderemos. Estamos en las manos del destino.Después de haberse recogido unos instantes, salió del templo y arrojó una moneda. Salió cara. La moral de las tropas subió de golpe. Los guerreros, firmemente convencidos de salir victoriosos combatieron de una forma tan extraordinaria que ganaron la batalla rápidamente.
Después de la victoria, el ayuda de campo del general le dijo:Nadie puede cambiar el destino. Esta victoria inesperada es una nueva prueba.
¿Quién sabe? respondió el general, al mismo tiempo que le enseñaba una moneda... trucada, que tenía cara en ambos lados.
ACTITUD MENTAL



Un joven llegó a la entrada de un pueblo y acercándose a un anciano le preguntó:

“¿Qué clase de persona vive en este lugar?”
“¿Qué clase de persona vive en el lugar de donde tú vienes?”, preguntó a su vez el anciano.

“Bueno, un grupo de egoístas y malvados – replicó el joven -. Estoy feliz de haberme ido de allí.”

El anciano contestó: “Lo mismo vas a encontrar aquí”.

Ese mismo día, otro joven se acercó al anciano y preguntó:
“¿Qué clase de personas viven en este lugar?”

El viejo respondió con la misma pregunta:
“¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde tú vienes?”
“Gente magnífica, honesta, amigable, hospitalaria, me duele mucho haberlos dejado”.
“Lo mismo encontrarás aquí”, respondió el anciano.
Un hombre que había oído ambas conversaciones preguntó al viejo:
“¿Cómo es posible dar dos respuestas diferentes a la misma pregunta?”

A lo cual el viejo respondió:

“Cada cual lleva en su corazón el medio ambiente donde vive. Aquel que no encontró nada nuevo en los lugares donde estuvo, no podrá encontrar otra cosa aquí. Aquel que encontró amigo allá, podrá encontrar también amigos aquí, porque la actitud mental es lo único en tu vida sobre lo cual puedes mantener control absoluto.”


EL POBRE Y EL REY DE ORO

Un día un pobre hombre que vivía en la miseria y mendigaba de puerta en puerta, observó un carro de oro que entraba en el pueblo llevando un rey sonriente y radiante. El pobre se dijo de inmediato:
“Se ha acabado mi sufrimiento, se ha acabado mi vida de pobre. Este rey de rostro dorado ha venido aquí por mí. Me cubrirá de migajas de su riqueza y viviré tranquilo.”
En efecto, el rey, como si hubiese venido a ver al pobre hombre, hizo detener el carro a su lado. El mendigo, que se había postrado en el suelo, se levantó y miró al rey, convencido de que había llegado la hora de su suerte. Entonces el rey extendió su mano hacia el pobre hombre y dijo:
-¿Qué tienes para darme?
El pobre, muy desilusionado y sorprendido, no supo qué decir.
“¿Es un juego lo que el rey me propone? ¿Se burla de mí? ¿Es un nuevo pesar?” -se dijo.
Entonces, al ver la persistente sonrisa del rey, su luminosa mirada y su mano tendida, el pobre metió su mano en la alforja, que contenía unos puñados de arroz. Cogió un grano de arroz y se lo dio al rey, que le dio las gracias y se fue enseguida, llevado por unos caballos sorprendentemente rápidos.
Al final del día, al vaciar su alforja, el pobre encontró un grano de oro.
Se puso a llorar diciendo:
-¿Por qué no le habré dado todo mi arroz!
Moraleja: Siempre queda algo de fragancia en la mano que da rosas. Proverbio chino

viernes, 6 de octubre de 2017


NO ES FÁCIL LIBRARSE DE CIERTAS CARGAS





Hace mucho tiempo, dos jóvenes monjes iniciaron un largo viaje para conocer a un viejo monje cuya sabiduría se decía que era inmensa.
El viaje, era largo y suponía tener que atravesar varias montañas y valles.
Durante el viaje los dos jóvenes monjes hablaron  de lo contentos que estaban por haber tomado la decisión de dedicarse al mundo espiritual y haber liberado el alma de pesadas cargas que le habían acompañado hasta que decidieron ser monjes.
Aquél viaje, no sólo era la búsqueda de su maestro espiritual,  sino la confirmación de que habían dejado atrás el mundo material para consagrarse de lleno a su fe.
Por eso, para los dos jóvenes monjes, el viaje tenía un significado tan especial.
A lo largo del viaje, pasaron la estación de las lluvias con lo que se encontraron el camino lleno de barro y fango.
En uno de los caminos se encontraron a dos hermosas y jóvenes muchachas en un paso especialmente dificultoso. Era realmente difícil poder cruzarlo sin llenarse de barro los ropajes.
Uno de los monjes al ver a las muchachas dubitativas, le dijo: ” Ven, muchacha. Te ayudaré a cruzar”. Y cogiéndola en brazos, la depositó suavemente al otro lado del camino a salvo del barro.
El otro monje, al ver lo que había hecho su amigo, decidió ayudar a la otra muchacha de tal manera que pudiesen seguir su camino.
Aquella noche, los dos monjes decidieron parar a descansar en un templo donde les ofrecieron hospitalidad.
Cuando estaban descansando, uno de ellos se dirigió al otro diciéndole: “¡Nosotros los monjes no debemos acercarnos a las mujeres!. Especialmente si son jóvenes y hermosas. ¿Por qué cogiste a esa muchacha en brazos?”.
“Vaya”, le respondió el otro monje. “Yo dejé ah esa muchacha al otro lado del lodazal pero veo que tu todavía la llevas a cuestas”

jueves, 5 de octubre de 2017

EL SOL Y EL VIENTO




El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más fuerte. La discusión fue larga, porque ninguno de los dos quería ceder. Viendo que por el camino avanzaba un  hombre, acordaron en probar sus fuerzas utilizándolas contra él.
Vas a ver, dijo el viento, como con sólo echarme sobre ese hombre, desgarro sus vestiduras.
Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuantos más esfuerzos hacía, el hombre más oprimía su capa, gritando contra el viento, y seguía caminando. El viento encolerizado, descargó lluvia y nieve, pero el hombre no se detuvo, sino que se aferraba más a su capa. Comprendió el viento que no era posible arrancarle la capa.
Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la puso sobre el hombro.
Ya ves, le dijo el Sol al Viento, como con bondad se consigue más que con violencia.
Reflexión:
Los seres humanos deberíamos pensar profundamente acerca de nuestras acciones. Utilizamos la violencia, la ironía, la agresividad, la sorna y la burla para tratar de lograr nuestros objetivos. No nos damos cuenta de que, la mayoría de las veces, con esos métodos, son más difíciles de alcanzarlos. Una sonrisa siempre puede lograr mucho más que el más fuerte de los gritos. Y basta con ponerse por un momento en el lugar de los demás para comprobarlo. ¿Que prefieres, una sonrisa o un insulto?... ¿una caricia o una bofetada?... ¿una palabra tierna o una ironía?... Pensemos que los demás seguramente prefieren lo mismo que nosotros... Entonces tratemos a nuestros semejantes de la misma manera en la que nos gustaría ser tratados... Así veremos que todo será mejor. Que el mundo será mejor. Que la vida será mejor...

miércoles, 4 de octubre de 2017

AFILAR EL HACHA


En cierta ocasión, un joven llegó a un campo de leñadores con el propósito de obtener trabajo. Habló con el responsable y éste, al ver el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó sin pensárselo y le dijo que podía empezar al días siguiente.
Durante su primer día en la montaña trabajó duramente y cortó muchos árboles.
El segundo día trabajó tanto como el primero, pero su producción fue escasamente la mitad del primer día.
El tercer día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha con toda su furia contra los árboles. Aun así, los resultados fueron nulos.
Cuando el leñador jefe se dio cuenta del escaso rendimiento del joven leñador, le preguntó:
-¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?
El joven respondió:
-Realmente, no he tenido tiempo... He estado demasiado ocupado cortando árboles...
Moraleja: Por más que nos esforcemos para lograr las cosas, si no cuidamos nuestro cuerpo mente y espíritu, nunca lograremos tener y ser todo aquello que deseamos.
“Estamos tan preocupados por llegar pronto a nuestro destino, que nos olvidamos de mirar y disfrutar del paisaje"

martes, 3 de octubre de 2017

PERLAS DE SABIDURÍA


Había una vez en el lejano Oriente un hombre considerado muy sabio. Un joven viajero decidió visitarle para aprender de él.
-Maestro, me gustaría saber cómo llegar a ser tan sabio como usted...
-Es realmente sencillo, -le dijo- yo solo me dedico a descubrir perlas de sabiduría. ¿Ves aquel gran baúl de perlas?
-Sí.
-Son todas las que he acumulado durante mi vida.
-Sí pero... ¿dónde puedo encontrarlas?
-Están en todas partes. Es cuestión de aprender a discernirlas. La sabiduría siempre está preparada para quien esté dispuesto a tomarla. Es como una planta que nace dentro del hombre, evoluciona dentro de él, se nutre de otros hombres y da frutos que alimentan a otros hombres.
- Aaahhhhh, ya, ya.... Lo que me está diciendo es que tengo que ir descubriendo lo que hay de sabio en cada
persona para crear mi propia sabiduría y compartirla con los demás...
En aquel momento, las palabras de aquel joven parecía como si se fueran formando una pequeña nube de vapor de agua que se condensaba hasta solidificarse en una pequeña perla. Inmediatamente el maestro la recogió para ponerla junto al resto de perlas.
El maestro le dijo:
-Realmente, mi única sabiduría es recopilar estas perlas para después saber utilizarlas en el momento oportuno.