miércoles, 19 de julio de 2017



LOS OCHO SOLES

Hace mucho tiempo, la tierra estaba iluminada por ocho soles. La radiante luz deslumbraba a los hombres y el inmenso calor secaba la tierra.
Un día los hombres decidieron que ocho soles eran demasiados para iluminar la tierra y que con uno sólo bastaría.
- ¡Vamos a cazar siete, les vamos a dar miedo y se apagarán! - pactaron los hombres
Fueron a buscar a un buen arquero, el que mejor puntería tenía. Al disparar sus flechas los soles se asustarían y se apagarían. Al disparar la primera flecha, un sol se apagó. Disparó una segunda y otro desapareció. Y así fue hasta llegar a la séptima flecha, que hizo que se apagara el séptimo sol pero también el octavo y último.
Entonces la oscuridad reinó en la tierra, la tierra era sombría y fría y los hombres desgraciados. Necesitaban la luz del sol para vivir.
- Tenemos que hacer volver al último sol - se lamentaban las mujeres
- Tiene miedo de nosotros - respondían los hombres
- En ese caso- contestaron las mujeres- Pediremos a los animales que nos ayuden a hacer volver al sol.
Hicieron venir a una vaca, que mugió y mugió pero el sol no vino. Llamaron entonces a un tigre, que estuvo rugiendo mucho rato. Los hombres y las mujeres temblaban de miedo y seguramente el sol también tuvo miedo porque no apareció.
Hicieron venir a un búho, que ululó toda la noche, pero el sol tampoco apareció. Sí que lo hizo en cambio una luna blanca que iluminó la tierra.
Entonces los hombres y las mujeres llamaron al gallo. Se puso a cantar tan fuerte que su cresta se enrojeció. Pero siguió cantando y cantando con toda su garganta.
Entonces, tímidamente, una luz amarilla y cálida apareció sobre la tierra. Era un sol que despuntaba sobre la línea del horizonte. Poco a poco, mientras el gallo seguía cantando, el sol se iba alzando en el cielo e iluminaba las caras de todos aquellos que lo esperaban.
Y desde ese momento cada mañana el gallo llama al sol para que ilumine la tierra y el búho llama todas las noches a la luna para que la tierra siempre permanezca iluminada.




LAGRIMAS DE UNA MADRE
Una madre padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: ¡su hijo había muerto! 
Desde su muerte y durante años, no podía dormir, lloraba y lloraba hasta que amanecía.
Un día se le apareció un ángel en su sueño, y le dijo:
¡Basta ya de llorar!
"No puedo soportar no verlo nunca más"-respondió la madre
-El ángel le dice: ¿quieres verlo? y al confirmarle que sí, la toma de la mano y la sube al cielo.
-Ahora lo vas a ver, quédate acá. A una orden suya, empiezan a pasar un montón de niños vestidos como angelitos, con una vela encendida entre las manos. La madre dice:
-¿Quiénes son? y el ángel le responde: son los niños que han muerto, y todos los días hacen este paseo con nosotros, porque son puros.
¿Mi hijo está entre ellos?-preguntó la madre. Sí, ahora lo vas a ver – le contestó el ángel, mientras pasaban cientos y cientos de niños.
Ahí viene, y la madre lo ve, radiante como lo recordaba, pero de pronto, algo la conmueve: entre todos, es el único chico que tiene la vela apagada. Siente una enorme pena y una terrible congoja por su hijo.
El chico la ve, viene corriendo y se abrazan con fuerza, y le dice: -hijo, ¿por qué tu vela no tiene luz? ¿Por qué no encienden tu vela como a los demás?
Su hijo le responde: mamá, sí encienden mi vela cada día, igual que la de todos, pero... ¿sabes? cada noche tus lágrimas apagan la mía.
-Deja de llorarme mamá, deja de llorar.